Existen varios factores que pueden afectar la calidad seminal de un paciente. Estos factores se pueden dividir en cuatro grupos: anatómicos, hormonales, infecciosos y genéticos.
En el caso de los factores anatómicos, se pueden dividir en congénitos (desde el nacimiento) y adquiridos. Los factores congénitos pueden deberse, por ejemplo, a una formación inadecuada de los testículos o a que los testículos se hayan quedado en la cavidad abdominal y no en la bolsa escrotal. Los factores adquiridos pueden deberse a traumas del testículo, tumores o alteraciones en la circulación de los testículos que hacen que su producción de espermatozoides no sea la adecuada (varicocele).
En cuanto a los factores hormonales, hay que explicar que la producción y maduración de los espermatozoides depende de un ciclo hormonal que involucra diferentes hormonas; un desbalance de estas hormonas puede afectar a la calidad seminal. Para saber si este es el caso del paciente, bastará con hacer una analítica y valorar sus niveles hormonales.
Por otra parte, existen infecciones que pueden alterar la calidad seminal. Éstas pueden ser infecciones virales de la infancia, que pueden alterar la fertilidad del varón en la edad adulta, o infecciones en la edad adulta, que afectan al testículo o a las vías por donde se transportan los espermatozoides al testículo.
Por último, existen factores genéticos que pueden hacer que los varones tengan una calidad espermática disminuida o simplemente no puedan producir espermatozoides. Éstos son el caso de síndromes genéticos, como el de Klinefelter. También existen alteraciones menores en el ADN llamadas microdeleciones, que pueden igualmente afectar a la fertilidad masculina.
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