Con la inseminación artificial conyugal (IAC), se introduce la muestra de semen previamente capacitada en el útero de la mujer empleando una cánula. Se trata de un proceso simple que se lleva a cabo en la consulta médica durante el que la mujer está despierta en todo momento. La muestra seminal se procesa en el laboratorio para obtener el mayor número posible de espermatozoides móviles en un volumen reducido, así como para aumentar su potencial de fecundación. La cánula empleada permite depositar la muestra en un punto más cercano a las trompas de Falopio que de forma natural. Tras la intervención, la mujer puede volver a su rutina normal y seguir manteniendo relaciones con su pareja como siempre.
Antes de una IAC o IAD, el estudio previo consiste en asegurarse de que la mujer ovula con normalidad, no existen obstrucciones en las trompas y la muestra seminal es adecuada para realizar una IA. Toda mujer que desee quedar embarazada debe hacerse un análisis prenatal previo para evaluar el conteo sanguíneo, la función tiroidea, los niveles de vitamina D y su inmunidad al virus de la rubeola y el de la varicela. También se requiere una citología.
Se recomienda también a aquellas mujeres que deseen quedarse embarazadas con semen de donante someterse a las mismas pruebas que los donantes, entre ellas, la prueba para la detección de anticuerpos contra el virus citomegalovirus (CMV). Si el resultado de esta última prueba es negativo, entonces se le debe asignar un donante que también haya dado negativo para prevenir el riesgo de infección al bebé. También es aconsejable una consulta psicológica como muestra de consentimiento y saber más acerca del proceso.
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