La morfología espermática, es una de las determinaciones más importantes y uno de los parámetros críticos a la hora de determinar la capacidad de un hombre para fecundar. La morfología evalúa las características morfométricas de la cabeza, la pieza media y la cola del espermatozoide.
Los espermatozoides normales tienen cabeza ovalada y cola larga. En cambio, los espermatozoides anormales tienen defectos en la cabeza o la cola, como una cabeza grande o deformada o una cola doble o torcida.
No se conocen muchos factores que puedan mejorar la morfología de los espermatozoides y así aumentar el porcentaje de formas normales.
Se ha visto que el tiempo que pasan los espermatozoides almacenados en el epidídimo puede ser un factor determinante en la calidad seminal; la poca frecuencia eyaculatoria se ha relacionado con una mayor exposición a los efectos del estrés oxidativo.
El tiempo de abstinencia sexual es uno de los criterios clínicos tenidos en cuenta durante el análisis seminal; el intervalo recomendado por la OMS es de 2 a 7 días. En algunos estudios se ha visto que el incremento en la frecuencia eyaculatoria tiene efectos positivos sobre diferentes parámetros seminales convencionales, inclusa la morfología espermática.
En Reproducción Asistida, cuando hacemos una FIV, podemos mejorar los resultados de la fecundación en los casos de alteraciones en la morfología de los espermatozoides con la microinyección intracitoplasmática del espermatozoide (ICSI). Esta técnica permite seleccionar los espermatozoides en el momento de la fecundación basándose también en un criterio morfológico.