Primero se intentaría utilizar el semen propio antes de pasar a un donante de semen.
La teratozoospermia se diagnostica cuando, en un seminograma, hay menos de un 4% de espermatozoides con formas normales en el eyaculado, según la OMS (Organización Mundial de la Salud) y es considerada como una posible causa de infertilidad en una pareja. Generalmente, la teratozoospermia viene acompañada de otras alteraciones en el seminograma, que afectan a la concentración (oligoteratozoopermia), movilidad (astenoteratozoospermia) y otras combinaciones.
Las anormalidades morfológicas de los espermatozoides pueden darse en la cabeza, la pieza intermedia o la cola. La cabeza contiene el material genético y debe ser ovalada; la pieza intermedia contiene las mitocondrias y se observa como un ligero engrosamiento entre la cabeza y la cola; por último, la cola es un único flagelo alargado que permite el movimiento del espermatozoide.
Cualquier alteración en alguno de estos componentes resultaría en un espermatozoide anormal, que podría dificultar o impedir que alcanzara el óvulo para fecundarlo.

La causa de la teratozoospermia no se conoce con exactitud, pero se sabe que puede verse afectada por factores tales como hábitos de vida inadecuados (tabaquismo, alcohol, mala alimentación, etc.), así como varicocele, diabetes mellitus, quimioterapia, radioterapia y vasectomía.
Tras el primer diagnóstico de teratozoospermia es recomendable mejorar los hábitos de vida en la medida de los posible y repetir seminograma al cabo de unos meses. Después de un segundo diagnóstico, si el problema persiste o hay otras anomalías en el seminograma, el tratamiento de elección es la ICSI (microinyección intracitoplasmática de espermatozoides). Esta técnica permite observar los espermatozoides al microscopio y seleccionar aquellos con mejor morfología para la microinyección del óvulo.
En caso de teratozoospermia severa o de no conseguir embarazo mediante ICSI con semen propio podríamos recurrir a semen de donante.
