La inseminación artificial es un tratamiento de Reproducción Asistida en el cual se introduce en el interior del útero la muestra de semen previamente preparada en el laboratorio para obtener la mejor fracción seminal.
Previamente al proceso de inseminación, es necesario que se produzca el crecimiento de 1 o más folículos en los ovarios. Este proceso puede realizarse estimulando los ovarios con hormonas que actúan sobre los folículos o en ciclo natural, gracias al funcionamiento fisiológico del ovario sin necesidad de medicación (en estos casos lo normal es que sólo haya un folículo en crecimiento, pudiendo reducirse la tasa de éxito de la técnica).
Gracias a la acción hormonal de los ovarios que secretan una hormona llamada estradiol, el endometrio, que es como se conoce a la capa más interna del útero, irá desarrollándose también. El endometrio es el lugar donde el embarazo va a alojarse y es por ello que es de vital importancia que tenga unas características favorables para la futura implantación del embrión.
Por acción del estradiol secretado por los ovarios, el endometrio va a ir progresivamente aumentando en grosor, a la vez que los folículos ováricos van desarrollándose. Así mismo, cambiará de aspecto, llegando a ser trilaminar justo antes de la ovulación. Tras la misma y gracias a la acción de la progestesterona producida también en los ovarios, el endometrio modificará su aspecto dejando de ser trilaminar para favorecer el futuro embarazo.
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