La noción de un "reloj biológico" es un concepto que tradicionalmente se ha asociado principalmente con las mujeres en el contexto de la fertilidad, pero es importante destacar que los hombres también experimentan cambios en su fertilidad a lo largo del tiempo. Aunque estos cambios no son tan marcados como en las mujeres, existe una variabilidad en la calidad y la cantidad de esperma a medida que los hombres envejecen.
En el caso de las mujeres, el reloj biológico se relaciona directamente con la disminución de la reserva ovárica y la calidad de los óvulos con la edad. Las mujeres tienen una ventana de fertilidad limitada, que suele disminuir significativamente a partir de los 35 años. En los hombres, la producción de esperma es continua a lo largo de la vida, no tienen una “reserva”, pero a medida que envejecen, la calidad del esperma puede deteriorarse, lo que podría afectar la fertilidad.
Los estudios han demostrado que los hombres mayores pueden experimentar una disminución en la motilidad y la morfología del esperma, lo que podría influir en la capacidad de concebir. Además, se ha relacionado la edad paterna avanzada con un mayor riesgo de ciertas condiciones de salud en la descendencia, como autismo y esquizofrenia.
La calidad del esperma es un factor relevante a tener en cuenta, especialmente si se retrasa la paternidad. Por lo tanto, es importante que tanto hombres como mujeres consideren su reloj biológico. Si bien el concepto de un "reloj biológico" puede no ser tan pronunciado en los hombres como en las mujeres, la edad sigue siendo un factor importante en la fertilidad masculina y en la salud de la descendencia.
