Los teratomas son tumores compuestos de tejidos derivados de las tres capas germinales (endodermo, mesodermo y ectodermo) que pueden localizarse en las gónadas (ovarios/testículos) o extragonadales.
En el hombre, los teratomas que se originan ocurren en el testículo, y en la mujer, en los ovarios. En tanto, los que se generan de forma extragonadal generalmente se ubican en la línea media del cuerpo. Pueden estar en el cerebro, nariz, lengua y cuello, entre otros lugares.
El teratoma es el tumor neonatal más común (aproximadamente 25% de todos los tumores que se presentan en el neonato) y es el tumor de células germinales más frecuente en los niños.
Son más frecuentes en el género femenino con una razón femenino/masculino de 3:1. Se localizan mayoritariamente en la región sacrocoxígea. Traper D y Lack EE (1983) informaron en la serie de 128 teratomas perinatales que los teratomas sacrocoxígeos representaron el 79,7%, los teratomas de cuello el 4,7%, en la cara 3,1% y los de órbita 1,6%.
La presentación clínica de los teratomas de cabeza y cuello varía de acuerdo al sitio anatómico donde se localice y pueden ser diagnosticados en el periodo prenatal, mediante visión ecográfica, o posnatal.
Casi todos los tumores de células germinales encontrados en el feto y en el neonato son histológicamente benignos y se diagnostican como teratomas maduros o inmaduros.
Los teratomas benignos, generalmente, no producen problemas mayores salvo que, por su tamaño o velocidad de crecimiento, ejerzan un efecto de obstrucción o presión sobre los órganos vecinos -torsión en caso de testículo u ovario-, o bien presenten hemorragia cuando tienen abundante circulación.
El tratamiento consiste en extirpar completamente el tumor con cirugía. Sin embargo, en algunos casos no muy frecuentes, puede reaparecer en el mismo órgano o en otros vecinos.
