Después de la transferencia embrionaria, es normal que las pacientes estén especialmente pendientes de cualquier síntoma que pueda indicar que se ha conseguido el embarazo. Sin embargo, lo más habitual es no notar ningún síntoma en estos primeros días. Los síntomas del embarazo se producen principalmente por la elevación de la hormona hCG, y en estos primeros días tras la transferencia los niveles serán muy bajos o indetectables.
De hecho, muchas veces los síntomas que refieren las pacientes son debidos a la propia medicación que utilizamos para facilitar la implantación embrionaria. Así, la progesterona puede producir somnolencia, náuseas, etc. La administración de hCG al final de un ciclo de FIV puede producir un aumento de la frecuencia urinaria y el aumento del tamaño de los ovarios por el crecimiento de múltiples folículos o la medicación utilizada para una preparación endometrial, pueden producir molestias similares a las de la regla.
Así, podemos concluir que no existe ningún síntoma específico del embarazo en esta etapa tan precoz. Ni la ausencia de síntomas ni la presencia de alguno de ellos nos puede indicar si la transferencia ha sido efectiva. Deberemos esperar a la realización de la beta-hCG para poder tener una certeza.