En las clínicas de Reproducción Asistida, cuando se realiza un tratamiento de FIV se obtiene un número de embriones que puede ser superior a los que la mujer o pareja necesite para conseguir el número de hijos que desee. Estos embriones se mantienen criopreservados en los bancos de las clínicas hasta que los pacientes decidan qué destino quiere darles, ya que no los van a necesitar.
Puede ocurrir que una mujer o pareja se desentienda del mantenimiento de sus embriones ignorando los requerimientos de renovación del destino que debe hacer la clínica cada 2 años como mínimo (se solicita de la mujer o de la pareja progenitora la renovación o modificación del consentimiento firmado). En ese caso estaríamos hablando de embriones abandonados.
La solución que la ley estableció para dar salida a estos embriones es que, si durante dos renovaciones consecutivas fuera imposible obtener de la mujer o de la pareja progenitora la firma del consentimiento correspondiente, y se pudieran demostrar de manera fehaciente las actuaciones llevadas a cabo con el fin de obtener dicha renovación sin obtener la respuesta requerida, los embriones quedarán a disposición de los centros en los que se encuentren crioconservados, que podrán destinarlos conforme a su criterio a cualquiera de los fines establecidos por la Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre técnicas de reproducción humana asistida, manteniendo las exigencias de confidencialidad y anonimato establecidas y la gratuidad y ausencia de ánimo de lucro.
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