La endometritis crónica es una patología que la mayoría de las veces cursa de forma asintomática. Es causada por diferentes gérmenes que se alojan en el endometrio.
Estos gérmenes provocan una inflamación crónica continua en la mucosa endometrial. Son muchos los patógenos que pueden estar involucrados, entre los más frecuentes encontramos Enterococcus, Mycoplasma, Ureaplasma, Staphylococcus., Streptococcus., Escherichia coli etc.
La importancia de diagnosticar la endometritis crónica radica en que puede provocar fallos de implantación, así como abortos recurrentes.
El diagnóstico se realiza mediante una biopsia endometrial, donde se detectan células plasmáticas, mediante IHQ CD-138. Otra de la forma más común de diagnosticarla es mediante la visión directa del endometrio, a través de una histeroscopia, donde puede observarse un aspecto “aframbuesado” o micropólipos o edema del tejido endometrial.
También contamos con cultivos endometriales para detectar los gérmenes causantes de la endometritis. Hay que tener en cuenta que estos signos no son posibles de diagnosticar mediante ecografía.
Cuando realizamos una FIV, si tenemos endometritis crónica, no se realiza la transferencia de los embriones, lo que hacemos es dejarlos vitrificados, realizar el tratamiento específico para cada caso, realizar una biopsia para comprobar que se ha curado la infección, damos probióticos para mejorar la carga de Lactobacillus vaginales y uterinos, y cuando confirmamos que todo está bien, entonces es cuando preparamos a la paciente para la transferencia embrionaria.
Sin dudas, las tasas de éxito de un tratamiento de Reproducción Asistida de una mujer curada de su Endometritis Crónica, mejora, ya que aumentan las tasas de implantación y disminuyen los abortos, por lo tanto, aumentan las tasas de embarazo y nacimiento.
