La funiculocentesis, también llamada cordocentesis, es una prueba de diagnóstico prenatal invasiva para detectar anomalías congénitas y sanguíneas en el feto. Esta prueba consiste en realizar una punción en el cordón umbilical del feto para obtener su sangre y analizarla.
Normalmente, la funiculocentesis se realiza entre la semana 18 y 23 de embarazo, aunque también se puede realizar en otro momento posterior.
Como ocurre con cualquier técnica de diagnóstico, este test prenatal invasivo puede suponer un riesgo para la madre y el feto. El principal peligro de la funiculocentesis es la posibilidad de que se produzca un aborto espontáneo. Por este motivo, es un método de diagnóstico poco utilizado actualmente.