El hipotiroidismo es una alteración caracterizada por una escasa producción de hormonas tiroideas por la glándula tiroides. Esta patología es relativamente común y puede ser tratada con éxito.
En algunos casos, los síntomas del hipotiroidismo son sutiles y se pueden confundir con otras dolencias. Por ello, una persona puede estar sin diagnóstico durante varios años. En cambio, otras personas hipotirodideas señalan que sufren aumento de peso y disminución del líbido.
La causa más frecuente del hipotiroidismo es un problema autoinmune. Algunos anticuerpos del sistema inmunológico atacan a la glándula tiroides y alteran la fabricación de sus hormonas, lo que puede conllevar a problemas en el embarazo. Sin embargo, no es el único motivo por el que puede aparecer esta enfermedad.
A continuación tienes un índice con todos los puntos que vamos a tratar en este artículo.
El hipototiroidismo es una patología caracterizada por una hipoactividad de la glándula tiroides, es decir, una menor actividad de la glándula. Esto provoca una producción insuficiente de hormonas tiroideas y una disminución de las funciones vitales del organismo.
El hipotiroidismo es una afección presente en hombres y mujeres, aunque es más frecuente en la población femenina.
Las hormonas tiroideas, tiroxina (T4) y triyodotironina (T3), son las encargadas de la estimulación de los tejidos para la fabricación de proteínas, así como de aumentar la cantidad de oxígeno en las células.
Estas hormonas son secretadas por las células epiteliales de la glándula tiroidea a través del uso del yodo contenido en los alimentos. La secreción de las hormonas T3 y T4 está regulado por la hormona estimulante del tiroides (TSH), la cual es producida por la hipófisis.
De este modo, si los niveles de hormonas tiroideas están bajos, la hipófisis estimula una mayor producción de hormona TSH para promover que la glándula tiroides produzca más cantidad de hormonas. En cambio, si los niveles de T3 y T4 están demasiado elevados, la hipófisis produce menos cantidad de hormona TSH.
Principalmente, el hipotiroidismo se puede clasificar en dos tipos según el factor desencadenante:
Aparte de estos dos tipos de hipotiroidismo, también es importante tener en cuenta el hipotiroidismo periférico o terciario. Esta afección no es frecuente y suele estar provocada por la incapacidad de los tejidos a responder a las hormonas tiroideas o por la inactivación periféricas de las hormonas tiroideas. En este caso, la alteración se encuentra a nivel de hipotálamo.
El hipotiroidismo puede afectar a cualquier persona, independientemente de su edad y sexo. Entre las posibles causas más frecuentes que provocan alteraciones en la glándula tiroides se encuentra la destrucción de la glándula por la tiroiditis de Hashimoto, una enfermedad autoinmune bastante habitual en la población femenina. Esta patología está caracterizada por el ataque de los linfocitos T citotóxicos a la glándula tiroides.
Aproximadamente, 4 de cada 1.000 mujeres desarrollan esta patología autoinmune. En cambio, la prevalencia de la tiroiditis de Hashimoto en la población masculina es de 1 por cada 1.000 varones.
Además, existen diferentes factores que pueden aumentar el riesgo de padecer hipotiroidismo. A continuación, se enumeran algunos de ellos:
Cabe destacar que estos son factores de riesgo y no significa que toda persona que se encuentre en alguna de estas situaciones vaya a desarrollar hipotiroidismo.
Los síntomas del hipotiroidismo dependen de cada persona y son difíciles de percibir, a veces incluso pueden confundirse con síntomas de depresión. Entre las manifestaciones clínicas más comunes del hipotiroidismo se encuentran las siguientes:
Estos son los síntomas más frecuentes del hipotiroidismo, pero no quiere decir que una persona diagnosticada de esta afección vaya a presentar todas las manifestaciones clínicas. Además, es bastante habitual la presencia de elevadas concentraciones de colesterol en sangre en las personas hipotiroideas.
El hipotiroidismo puede diagnosticarse a través de los signos clínicos del paciente y pruebas de laboratorio. El especialista solicitará un análisis de sangre para estudiar los valores de hormonas tiroideas y hormonas estimulantes del tiroides (TSH).
Los valores de referencia para estas hormonas en personas adultas son los siguientes:
Cabe destacar que estos valores pueden variar ligeramente según el laboratorio en el que se realice.
Además, la determinación de los niveles de TSH en sangre puede ayudar a diagnosticar hipotiroidismo subclínico, un tipo de afección que no genera signos ni síntomas en las personas. En el análisis sanguíneo de estas personas, los niveles de T3 y T4 son normales, pero la TSH está por encima de los valores de referencia.
En aquellos casos donde haya presencia de bocio en el paciente, el médico también solicitará una ecografía tiroidea.
El tratamiento del hipotiroidismo es muy sencillo. La forma más habitual de tratar esta patología consiste en la administración diaria de una pastilla de tiroxina, ya que tiene una vida media prolongada y parte de ella se transforma en T3 en el organismo.
El médico tendrá especial cuidado en personas con problemas cardíacos y en pacientes con edad avanzada, por lo que el tratamiento comenzará con bajas dosis de medicamento. Además, en situaciones de estrés, el especialista aconsejará el aumento de las dosis de hormonas tiroidea, al igual que ocurre en el embarazo.
El hipotiroidismo puede afectar a la fertilidad, ya que reduce la producción de óvulos, y también provoca irregularidades en el ciclo menstrual. Además, el déficit de hormonas tiroideas conlleva al aumento de los niveles de prolactina, hormona que impide la ovulación en las mujeres no embarazadas cuando está en elevadas concentraciones.
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El aparato reproductor, tanto masculino como femenino, necesita una cantidad suficiente de hormonas tiroideas para que funcione correctamente. En caso de lograr una gestación, las mujeres hipotiroideas deben tener especial cuidado, ya que los bajos niveles de hormonas tiroideas se relaciona con un incremento en la tasa de abortos espontáneos.
En resumen, las mujeres hipotiroideas tienen elevadas tasas de infertilidad, fracasos de ciclos de fecundación in vitro (FIV) y un mayor riesgo de complicaciones en el embarazo si no se trata de forma adecuada.
Como ya hemos comentado, el hipotiroidismo puede presentarse durante o después del embarazo. Por desgracia, muchos de los síntomas del hipotiroidismo se pueden confundir con los del embarazo y, como consecuencia, la enfermedad ni se trata ni se diagnostica.
En las mujeres embarazadas, el hipotiroidismo puede causar aborto espontáneo con una probabilidad cuatro veces mayor de lo normal. Por eso, es importante descubrir un posible hipotiroidismo antes del embarazo o muy en sus inicios.
Si no hay diagnóstico ni tratamiento para el hipotiroidismo, las mujeres embarazadas corren el riesgo de desarrollar hipertensión, tener un parto prematuro y los bebés pueden no alcanzar un desarrollo intelectual completo.
En cambio, aquellas pacientes diagnosticadas como hipotiroideas, tomarán una medicación basada en una terapia de hormona de reemplazo de forma ordenada y correcta. Seguramente, habría que subir un poco la dosis, ya que el embarazo supone un sobreesfuerzo para el tiroides.
Cuando una mujer hipotiroidea se quede embarazada, ya sea de forma natural o mediante reproducción asistida, será necesario que acuda al médico tan pronto como conozca que se está embarazada. El especialista, dependiendo de los resultados de las analíticas realizadas, ajustará la dosis de mediación para que el embarazo tenga todas las posibilidades de éxito y no corra peligro.
Por otro lado, la medicación para el tiroides se debe tomar con el estómago vacío, por lo menos una o dos horas antes o después de las comidas. No se deben administrar estos fármacos junto con los antiácidos y/o las vitaminas.
Por último, una dieta rica en yodo es esencial para las personas hipotiroideas. Algunos alimentos aconsejados son la sal yodada, pescado blanco, azul y mariscos, entre otros. Además, se debe intentar evitar tomar ensaladas crudas de col, lombarda y rábano, así como la soja.
Sí, cualquier alteración de la función hormonal afecta al resto de hormonas y, por tanto, puede influir en la capacidad reproductiva tanto de la mujer como del hombre.
En el caso de la mujer se han descrito alteraciones de la ovulación y mayor tasa de abortos en pacientes que presentan valores alterados en sus hormonas tiroideas.
En ocasiones, el hipotiroidismo es de causa inmunológica y también la propia hiperinmunidad puede llevar asociado un descenso de la fertilidad.
Las mujeres que tienen hipotiroidismo sufren un enlentecimiento en la producción de hormonas por parte de la glándula tiroidea.
En estas mujeres, es necesario independientemente a la técnica empleada (fecundación un vitro, ovodonación), corregir con hormona tiroidea (comprimidos orales) hasta tener una buena TSH, por debajo de 2,5 (hormona tiroidea) para garantizar que la implantación se pueda producir sin problemas.
Este tratamiento continuará hasta el embarazo y es importante hacer controles periódicos con el endocrinólogo para evaluar si es necesario subir o bajar las dosis del tratamiento.
Existen numerosos estudios que indican la existencia de predisposición genética, pero no afirman que el hipotiroidismo sea hereditario como tal. Esto quiere decir que hay más posibilidad de padecer hipotiroidismo si algún miembro familiar padece la enfermedad.
Por otra parte, es esencial tener en cuenta el tipo de hipotiroidismo. En el caso del hipotiroidismo por causa autoinmune, la genética juega un papel más relevante.
La tiroditis de hashimoto es una enfermedad autoinmune caracterizada por la producción de anticuerpos antitorideos que atacan a la propia glándula tiroides.
Esta enfermedad es la causa más frecuente del hipotiroidismo. Su prevalencia es de 4 de cada 1.000 mujeres de edad media, aunque también puede manifestarse en hombres y en niños.
En ocasiones, la tiroiditis de Hashimoto puede ir acompañada de otras patologías como la diabetes, la anemia perniciosa y la artritis reumatoide, entre otras.
Además del hipotiroidismo, existen otras patologías que causan infertilidad en la mujer por alteraciones en la glándula tiroides. Si deseas leer información acerca de todas ellas, te recomendamos visitar el siguiente artículo: Infertilidad femenina por problemas en la glándula tiroides.
Por otro lado, las pruebas de fertilidad de la mujer incluye una analítica donde se evalúan los valores de hormonas tiroides, pero también otros niveles hormonales. Si quieres seguir leyendo más en profundidad sobre ello, aquí tienes un enlace: Análisis hormonal en la mujer: ¿cuáles son los niveles normales?
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