La ictericia en el recién nacido es el nombre que recibe el tono amarillento que puede adquirir la piel de muchos bebés. Pese a que puede asustar a los padres, lo más habitual es que desaparezca sin necesidad de ningún tratamiento al cabo de unas 2 semanas.
No obstante, vigilar la ictericia y su evolución tiene una gran importancia, ya que si esta es severa y no se trata, puede dar lugar a problemas y complicaciones graves como daño cerebral. Por ello, es primordial el diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado.
A continuación tienes un índice con todos los puntos que vamos a tratar en este artículo.
La ictericia en el recién nacido es el tono amarillento que puede adquirir la piel e, incluso, la zona blanca de los ojos (esclerótica) en los primeros días de vida del bebé. Esta coloración amarillenta surge como consecuencia de la presencia de unos niveles elevados de bilirrubina en la sangre (hiperbilirrubinemia).
La bilurrubina es un pigmento de color amarillento producido por el organismo en el proceso normal de degradación de los glóbulos rojos. El hígado es el órgano que facilita que la bilirrubina se elimine en las heces.
Mientras el bebé se está desarrollando en el interior del vientre materno, el hígado de la madre se encarga de eliminar la bilirrubina fetal. Sin embargo, tras el nacimiento, el bebé puede presentar niveles de bilirrubina algo elevados por unos días hasta que su propio hígado esté preparado y comience a eliminarla correctamente.
Esto produce ictericia leve, conocida como ictericia fisiológica, que está presente en la mayoría de los bebés y, generalmente, no es perjudicial. Este tipo de ictericia es más evidente a los 2-4 días tras el parto y puede durar unas 2 semanas hasta que desaparece por sí sola.
Entre los principales síntomas de la ictericia en el bebé se encuentra la coloración amarillenta de la piel y los ojos. Lo más habitual es que la aparición del color amarillo comience en la cara, pero puede continuar extendiéndose por el pecho, el abdomen, los brazos y las piernas del recién nacido.
No obstante, el bebé puede sufrir daño cerebral (kernícterus) si los niveles de bilirrubina suben demasiado. Por ello, será muy importante controlar al bebé con ictericia para evitar esta situación. Se debe acudir al médico cuanto antes si el bebé presenta alguno de los siguientes síntomas:
De este modo, el bebé podrá recibir el tratamiento más adecuado y, así, se podrá evitar la aparición de complicaciones graves.
Para hablar de las posibles causas de la ictericia en el recién nacido, es importante distinguir si se trata de ictericia fisiológica o de otro tipo más grave de ictericia.
La ictericia fisiológica es la más común en los recién nacidos y no suele representar un problema grave. Su principal causa es la inmadurez del hígado del bebé, lo que hace que la eliminación de la bilirrubina no sea tan efectiva. Por ello, la concentración en sangre de bilirrubina puede elevarse, dando lugar al tono amarillento de la piel.
Además, la vida media de los glóbulos rojos es menor en los recién nacidos que en los adultos, es decir, "viven" menos tiempo, lo que aumenta la producción de bilirrubina.
No obstante, pueden existir otros factores que favorezcan que la ictericia sea más grave. Entre los principales, se encuentra:
Además, puede haber otras causas de ictericia, como un sangrado interno, una infección, insuficiencia hepática u otras alteraciones. Si ocurre alguna de estas otras causas, lo habitual es que la ictericia aparezca antes o después que la ictericia fisiológica y puede tener mayor gravedad, por lo que será importante detectarlo a tiempo para evitar complicaciones.
Para diagnosticar la ictericia, el especialista puede observar la apariencia del bebé. Para detectar el color amarillento en la piel, especialmente en los bebés de piel más oscura, es posible que haga una ligera presión en la nariz o frente del recién nacido y observe el color de la piel inmediatamente tras retirar dicha presión.
Sin embargo, antes de que el bebé sea dado de alta en el hospital, se deberá haber realizado una prueba cutánea (con un sensor) o en sangre para evaluar los niveles de bilirrubina del bebé.
En el caso de que se realice una prueba en piel y el resultado sea elevado, este deberá ser confirmado con una prueba sanguínea.
Por otro lado, es posible que hagan ciertas pruebas adicionales al bebé si se sospecha que existe alguna patología causante de la ictericia.
El tratamiento de la ictericia en el bebé va a depender de la causa y de la gravedad. Si se trata de ictericia fisiológica, lo más habitual es que desaparezca sin necesidad de tratamiento en unas 2 semanas. En caso contrario, se debe consultar con el especialista.
Sin embargo, si el bebé necesita tratamiento, este puede consistir en:
No obstante, en función de la causa, pueden ser necesarios otros tratamientos para disminuir los niveles de bilirrubina en sangre.
Silvia Azaña, embrióloga de Reproducción Asistida ORG nos habla de la ictericia en el recién nacido en el siguiente vídeo:
Tal y como nos cuenta Silvia:
La ictericia en el recién nacido es el tono amarillento que puede adquirir la piel e, incluso, la zona blanca de los ojos, en los primeros días de vida del bebé.
La principal complicación de la ictericia neonatal y la más grave es el kernícterus o ictericia nuclear, un daño cerebral que puede llegar a producirse si los niveles de bilirrubina en el bebé son muy elevados y no se recibe tratamiento.
El kernícterus puede producir parálisis cerebral atetoide y alteraciones en la visión, la audición y los dientes.
Por ello, es importante detectar la ictericia en el bebé y observar su evolución, controlando los niveles de bilirrubina en sangre para evitar este tipo de complicación grave.
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Si la ictericia no es grave, es posible que el especialista recomiende a la madre simplemente que amamante al bebé con mayor frecuencia. Esto producirá un mayor volumen de defecaciones en el bebé, lo que hará que elimine una mayor cantidad de bilirrubina con las heces.
Sin embargo, la ictericia puede causar complicaciones graves en el bebé (daño cerebral) si los niveles de bilirrubina permanecen elevados sin tratamiento.
Por todo ello, para evitar la aparición de estas complicaciones, lo mejor será seguir las recomendaciones del especialista en cuanto a la frecuencia de tomas y al tratamiento que considere necesario en función de la gravedad, los síntomas y los niveles de bilirrubina en la sangre del bebé, puesto que en ocasiones más graves este remedio natural no será suficiente.
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No, exponer al bebé recién nacido al sol para tratar de reducir la ictericia y que desaparezca cuanto antes no se debe hacer, ya que no es seguro.
Siempre se debe atender a las recomendaciones del especialista y acudir a los controles establecidos para evitar posibles complicaciones graves de la ictericia neonatal.
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