La glándula tiroides tiene un papel muy importante en la fertilidad femenina, ya que produce hormonas que interactúan con las hormonas sexuales de la mujer: los estrógenos y la progesterona.
Por tanto, las hormonas tiroideas también ejercen su función en la regulación del ciclo menstrual, el desarrollo folicular y el embarazo, entre otros procesos.
Un mal funcionamiento de la glándula tiroides puede producir un desequilibrio metabólico, ya sea por haber un exceso de hormonas tiroideas (hipertiroidismo) o por la producción de una cantidad insuficiente (hipotiroidismo).
Ambas alteraciones pueden ser causa de infertilidad, así como dar lugar a complicaciones durante el embarazo que podrían incluso terminar en aborto.
A continuación tienes un índice con todos los puntos que vamos a tratar en este artículo.
La tiroides es una glándula en forma de mariposa situada en el cuello, justo por delante de la tráquea.
Su función principal es actuar sobre todos los tejidos del cuerpo regulando el metabolismo, a través de la producción, almacenamiento y secreción de las siguientes hormonas:
En concreto, las hormonas tiroideas regulan el consumo de oxígeno, la producción de proteínas, la sensibilidad a otras hormonas y muchos procesos más.
Los problemas de tiroides son considerados una enfermedad endocrina que afecta a cualquier sistema orgánico del organismo, incluido el sistema reproductor en mujeres en edad fértil.
Cuando existe una alteración en la producción de hormonas tiroideas, se produce un desequilibrio de las hormonas reproductivas. Las consecuencias de esto son los siguientes trastornos relacionados con la fertilidad de la mujer:
Por estas razones, el análisis de las hormonas tiroideas es una de las primeras pruebas que se hace cuando una mujer tiene problemas para conseguir un embarazo.
Las alteraciones tiroideas se clasifican en dos grandes grupos en función de la actividad de la glándula tiroides y el nivel de hormonas secretadas. Los comentamos a continuación:
Esta alteración tiroidea consiste en la producción y liberación de una cantidad excesiva de hormonas tiroideas debido a la hiperactividad de la glándula tiroides.
La consecuencia de esto es una aceleración del metabolismo, con la aparición de los siguientes síntomas:
Las hormonas T3 y T4 secretadas por la tiroides en grandes cantidades ejercen una función de retroalimentación sobre el cerebro e inhiben la producción de TSH para que deje de estimular a la tiroides.
En este caso, la glándula tiroides disminuye su actividad y, como consecuencia, no hay una suficiente producción de hormonas tiroideas.
El metabolismo se vuelve más lento, lo que provoca la aparición de los siguientes síntomas:
Cuando el nivel de las hormonas tiroideas disminuye, aumenta la TSH liberada por la hipófisis para tratar de aumentar la actividad de la glándula tiroides al máximo.
Existen multitud de causas que pueden provocar la alteración de hormonas tiroideas. En general, el mal funcionamiento de la propia glándula tiroides o los trastornos del hipotálamo y la hipófisis son las causas directas de estas alteraciones.
En cuanto al hipertiroidismo, el 70% de los casos son provocados por la enfermedad de Graves, en la que se generan anticuerpos que estimulan el crecimiento de la tiroides y, como consecuencia, hay un aumento en la secreción de hormonas tiroideas.
Otras causas de hipertiroidismo son las siguientes:
En relación al hipotiroidismo, la causa más común es la tiroiditis provocada por una alteración del sistema inmunitario. Esta enfermedad autoinmune se conoce como tiroiditis de Hashimoto, en la que se crean anticuerpos que atacan a la glándula tiroides.
Además de la tiroiditis, existen otros motivos por los que puede surgir un déficit de hormonas tiroideas:
Si te interesa leer más sobre este tema, puedes seguir leyendo en el siguiente post: Hipotiroidismo y embarazo.
En primer lugar, es importante prestar atención a los signos y síntomas que provocan el hipotiroidismo e hipertiroidismo para comentárselos al endocrino. Éste, además, tomará medidas de la presión arterial, peso, temperatura, etc.
También en necesario que el endocrino evalúe el tamaño de la glándula tiroides mediante la palpación del cuello para saber si es más grande o pequeña de lo normal.
Por último, un análisis de sangre para medir el nivel de la hormona TSH es la prueba más fiable para diagnosticar los problemas de tiroides.
El valor normal de TSH en la sangre se encuentra en un rango de 0.5 y 4.7 mU/ml.
Por tanto, un nivel de TSH mayor de 4.7 mU/ml indica que hay una producción insuficiente de hormonas tiroideas (hipotiroidismo), mientras que un nivel de TSH inferior a 0.5 mU/ml confirma que la producción de estas hormonas es excesiva (hipertiroidismo).
En ocasiones, es recomendable hacer un ultrasonido de la glándula tiroides para descartar la presencia de de nódulos o quistes.
Una vez se ha diagnosticado una disfunción en la glándula tiroides, el tratamiento aplicado dependerá de si se pretende aumentar o disminuir su actividad o producción hormonal:
Tras seguir el tratamiento adecuado, es posible reinstaurar el ciclo ovárico de la mujer y que tenga lugar un embarazo natural. También disminuirá el riesgo de aborto durante el primer trimestre de gestación y los problemas fetales asociados, además de aumentar la libido y el estado de ánimo de la paciente.
Si aún con la regulación hormonal no se equilibran los niveles hormonales, será necesario recurrir a técnicas de reproducción asistida para conseguir el embarazo. En concreto, la fecundación in vitro (FIV) es la que mejor resultados ofrece.
La mayoría de pacientes cometen el mismo error a la hora de elegir clínica de reproducción asistida.
Si accedes a nuestra guía Fertilidad con Cabeza te explicaremos cuál es el error más común para que puedas evitarlo.
Una vez conseguido el embarazo, la mujer tendrá que acudir periódicamente al especialista para llevar a cabo un seguimiento de la glándula tiroides y así mantener los niveles hormonales bajo control.
Las causas del hipogonadismo hipergonadotropo son múltiples y dan lugar a una alteración en la función ovárica, condicionando esto la fertilidad.
En términos generales podemos afirmar que la posibilidad de gestación se va a determinar según exista o no dotación folicular ovárica y a la integridad del factor uterino. En el caso de que se cumplieran ambos criterios sí sería posible la gestación mediante gestación espontánea o técnicas de Reproducción Asistida (inseminación artificial, fecundación in vitro o donación de gametos o embriones).
En cambio, si no existiera dotación folicular y se mantuviera integridad uterina sería posible la gestación mediante donación de gametos o embriones.
Es importante subrayar que en aquellos casos en los que el hipogonadismo hipergonadotropo se asocie a un síndrome genético sería recomendable realizar Diagnóstico Genético Preimplantacional en casos de fecundación in vitro.
La Histerosalpingografía es un estudio ginecológico de imagen que se realiza con una sustancia contrastada yodada, por lo que la administración de la misma en pacientes con hipertiroidismo podría complicar y agravar dicho cuadro.
En estas situaciones, es recomendable hacer un estudio minucioso de la función tiroidea y una consulta endocrinológica oportuna.
Las mujeres que tienen hipotiroidismo sufren un enlentecimiento en la producción de hormonas por parte de la glándula tiroidea.
En estas mujeres, es necesario independientemente a la técnica empleada (fecundación un vitro, ovodonación), corregir con hormona tiroidea (comprimidos orales) hasta tener una buena TSH, por debajo de 2,5 (hormona tiroidea) para garantizar que la implantación se pueda producir sin problemas.
Este tratamiento continuará hasta el embarazo y es importante hacer controles periódicos con el endocrinólogo para evaluar si es necesario subir o bajar las dosis del tratamiento.
La glándula tiroides necesita un adecuado aporte de yodo, selenio y vitaminas para su correcto funcionamiento. Por tanto, será necesario llevar una dieta sana y equilibrada para regular la tiroides, a base de frutas y verduras frescas y pescados ricos en omega-3.
También es muy importante reducir el consumo de alimentos procesados como las patatas fritas y los refrescos, así como la ingesta de azúcar.
Si los niveles de hormona tiroidea están elevados pueden afectar a la maduración y formación de los espermatozoides (espermatogénesis) y la calidad de los mismos. Además, se reduce la concentración de testosterona libre disponible aumentando los problemas en las relaciones sexuales, por ejemplo, produciendo eyaculación precoz.
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El hipotiroidismo subclínico consiste en una fase previa al hipotiroidismo común en la que los niveles de T3 y T4 aún se encuentran dentro de la normalidad, pero con la TSH ya elevada. Esto se debe a que el aumento de TSH es suficiente para mantener el correcto funcionamiento de la glándula tiroides y, por tanto, aún no se manifiestan los síntomas característicos de esta alteración tiroidea.
Por está razón, es necesario analizar el valor de la TSH en sangre cuando hay problemas de infertilidad sin causa aparente.
Sí, aunque no es tan común como en la mujeres. Las alteraciones tiroideas influyen en la producción y maduración de los espermatozoides, son una causa de teratozoospermia y, además, también pueden provocar disfunción eréctil y disminución de la libido.
Además de las hormonas tiroideas, las pruebas de fertilidad incluyen la analítica de todas las hormonas que actúan en el ciclo menstrual de la mujer. Te recomendamos leer el siguiente post para más información sobre esto: Análisis hormonal en la mujer.
Si necesitas hacer un tratamiento de reproducción asistida como la FIV y necesitas información, puedes entrar en el siguiente artículo para seguir la lectura: ¿Qué es la FIV y cuál es su precio?
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