La receptividad endometrial o uterina se define como la capacidad del útero para permitir que un embrión llegue a implantar y dar inicio a una gestación.
Gracias a los avances en reproducción asistida y sobre todo al tratamiento de fecundación in vitro (FIV), se ha podido estudiar más en profundidad el papel del endometrio y su implicación en el éxito reproductivo.
Por tanto, las alteraciones en la receptividad endometrial son una causa de esterilidad femenina, ya que conducen a sufrir los llamados fallos de implantación repetidos.
A continuación tienes un índice con todos los puntos que vamos a tratar en este artículo.
El endometrio es el tejido interno del útero, cuya principal función es la interacción con el embrión para conseguir su implantación y en consecuencia una gestación evolutiva.
Este tejido es altamente dinámico y sufre múltiples cambios a lo largo del ciclo menstrual, desde prepararse para la implantación hasta evacuarse a través de la menstruación cuando no se ha producido el embarazo, a través de una regulación hormonal y adoptando una función inmunológica.
Dentro de este contexto, la receptividad uterina hace referencia a un estado concreto del endometrio en el que sus condiciones son óptimas para que ocurra la implantación embrionaria.
La receptividad endometrial implica una serie de cambios moleculares, estructurales y vasculares en la capa interior del útero que van a permitir la anidación del embrión en desarrollo.
Cabe destacar que el endometrio solamente es receptivo unos determinados días del ciclo menstrual, exactamente entre 6-7 días tras la ovulación. Esto es lo que se conoce como ventana de implantación.
La manera clásica que existe para valorar la receptividad uterina es con la medición del grosor endometrial.
Un endometrio óptimo para la implantación embrionaria tiene que medir entre 7-10 mm y tener un aspecto trilaminar. Endometrios con un grosor inferior a los 7 mm y superior a los 13 mm han demostrado tener una menor tasa de gestación.
Por todo esto, la ecografía en una prueba esencial para determinar si el útero está preparado para que se produzca la implantación embrionaria. Por ello, comprobar el estado del endometrio es fundamental cuando se realiza cualquier tratamiento de reproducción asistida.
En ocasiones, al analizar el endometrio con ecografía se comprueba que éste no tiene el grosor adecuado o, aún teniendo el aspecto correcto y embriones de buena calidad, la mujer no consigue quedarse embarazada.
Es entonces cuando el especialista tiene que empezar a prestar atención a la receptividad del útero, pues existen varias causas que pueden estar afectándola. En función de cada caso, se podrán indicar pruebas diagnósticas adicionales.
Las causas de la baja receptividad endometrial son muchas y muy variadas, con implicación de diversos mecanismos fisiopatológicos:
En ocasiones, son varios los factores que provocan una receptividad uterina baja o puede que la causa no se conozca todavía, lo que llevaría al diagnóstico de esterilidad de origen desconocido (EOD).
Como ya hemos comentado, la evaluación clásica del endometrio se ha realizado mediante ecografía y también histeroscopia, análisis de histología e inmunología.
Sin embargo, a día de hoy existen técnicas más novedosas y específicas que permiten un estudio más avanzado del endometrio. Son las llamadas pruebas genómicas, ya que estudian la receptividad del endometrio a nivel de los genes y su expresión.
Una de las pruebas más importantes para analizar la receptividad endometrial es el test ERA (por sus siglas en inglés Endometrial Receptivity Array). Se trata de una prueba molecular que estudia la expresión de 248 genes asociados al estado receptivo del endometrio. Gracias a ello, es posible determinar si en un momento concreto del ciclo menstrual el endometrio está receptivo o, en cambio, la ventana de implantación está desplazada.
La biología molecular, a través del ARN y la transcriptómica y la secretómica, nos han permitido profundizar en la receptividad endometrial y en el ajuste de la ventana de implantación del embrión.
Por otra parte, también existen análisis de la microbiota endometrial con el objetivo de conocer con mayor profundidad la microflora intrauterina y tratar sus desequilibrios previamente a los tratamientos. Son los llamados test EMMA y test ALICE.
Puedes conocer con más detalle cada una de estas pruebas endometriales en el siguiente artículo: ¿Qué es el test EndomeTRIO?
Todavía el endometrio esconde grandes descubrimientos para los científicos, y maximizar su conocimiento nos permitirá mejores resultados en las técnicas de reproducción asistida.
Una vez analizada la receptividad uterina y, en función de si ha sido posible identificar la causa exacta de tener un endometrio no receptivo, pueden llevarse a cabo diversas estrategias para intentar conseguir la gestación. Las comentamos a continuación:
En definitiva, ante un caso de fallo de implantación repetitivo y un endometrio con poca receptividad, es muy importante llevar a cabo un estudio exhaustivo y realizar todas las pruebas necesarias para acercarse a un diagnóstico exacto que permita establecer la estrategia reproductiva.
¿Demasiadas pruebas o muy pocas? Muchas pacientes no están conformes con las pruebas de fertilidad que les piden y esto les genera inseguridades y dudas.
La solución la tienes en nuestra guía Fertilidad con Cabeza.
Por último, cabe recordar que mantener unos hábitos de vida saludables junto a una dieta sana y equilibrada siempre ayudará a mejorar el estado de salud en general y facilitar la llegada del embarazo.
La doctora Laura García de Miguel de la clínica Tambre de Madrid nos cuenta en este video en qué consiste la receptividad uterina. La ginecólogo dice que:
Se realiza en un ciclo de prueba antes de tu transferencia con un ciclo natural siguiendo tu ovulación o con un ciclo sustituido tomando estrógenos y posteriormente progesterona haciendo una biopsia en el día que hipotéticamente sería la transferencia de tu embrión.
Si el resultado de la prueba es que el endometrio no es receptivo, la Dra. García de Miguel nos indica:
Se podrá tratar con antibiótico por si hay posibles infecciones, incrementar la flora para tener mayor cepas de Lactobacillus o haciendo los tiempos que nos indican de progesterona.
Sabemos que la correcta perfusión endometrial es clave para el crecimiento del endometrio y por tanto para la correcta implantación embrionaria. Si no existe un correcto aporte sanguíneo al endometrio, aunque administremos hormonas exógenas, nunca llegarán a alcanzarlo debidamente. Esta es la causa por la cual administramos fármacos que favorecen la llegada de sangre al endometrio (sildenafilo, pentoxifilina, vitamina A, vitamina E…) cuando nos encontramos ante endometrios refractarios al tratamiento con estrógenos y progesterona (aquellos que no crecen pese al correcto aporte hormonal).
El endometrio está receptivo cuando el embrión puede adherirse a las células endometriales y posteriormente introducirse en su espesor. Clásicamente se decía que este proceso ocurría entre los días 20 y 24 de un ciclo normal de 28 días.
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Sí. Los estudios más recientes han demostrado que las mujeres con fallos de implantación repetidos presentan mayor cantidad de de células Natural Killer (NK). Además, este aumento en el número de NK es mucho más notable en el endometrio que en la sangre de la mujer.
El mecanismo de acción de la viagra consiste en dilatar los vasos sanguíneos para aumentar el flujo de sangre hacia el pene. Hay estudios que han demostrado que la viagra también sirve como vasodilatador para aumentar el flujo sanguíneo hacia el útero y mejorar el crecimiento endometrial.
Aunque no es muy usual, algunos especialistas recetan unos óvulos vaginales con el principio activo de la viagra para favorecer el engrosamiento del endometrio.
Puede ser que no. Se habla de endometrio receptivo cuando su grosor se sitúa en torno a los 8-12 mm aproximadamente y presenta un aspecto trilaminar. En cambio, si el grosor endometrial está por encima de los 13 mm, entonces existe una menor probabilidad de implantación.
Además, es necesario que el endometrio experimente algunos cambios estructurales para que pueda estar receptivo. Entre estos cambios se encuentran la presencia de pinópodos, glándulas endometriales, mayor número de células, etc.
Como hemos dicho a lo largo del artículo, la baja receptividad uterina puede llevar a la paciente a sufrir repetidos fallos de implantación, algo que trae un gran desgaste físico, emocional y económico en los tratamiento de fertilidad. Si quieres leer más sobre esto, te recomendamos seguir leyendo aquí: Fallos repetidos de implantación embrionaria: causas y soluciones.
Por otra parte, existen algunas recomendaciones que puede seguir la mujer con tal de mejorar el estado de su endometrio y favorecer la implantación. Puedes leerlas en el siguiente post: Consejos para mejorar el grosor endometrial y conseguir el embarazo.
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