El tema de si las madres solteras, han llegado a esta situación debido al mandato social o si realmente han deseado serlo, es un tema que continúa en debate. Estudios relacionados con esto, muestran que las mujeres que han decidido ser madres a solas no se ven impelidas a la maternidad para cumplir con ningún rol, para afirmarse en su feminidad, sino que la eligen en el ejercicio de su autonomía.
La socióloga norteamericana Rosanna Hertz, plantea que estas mujeres se ven impulsadas a la maternidad para cumplir de algún modo con su rol femenino, aludiendo así a una cierta “maternidad compulsiva”. En cambio, las investigadoras españolas concluyeron que toman la decisión, en realidad, desde su propia definición de independencia y autonomía, que tiene como base su capacidad para conocer por sí mismas qué desean y perseguirlo hasta alcanzarlo.
Estas mujeres llegaron a tomar la decisión de ser madres tras haberse apartado claramente de los roles de género tradicionales. De hecho, el perfil mayoritario es de mujeres con situación profesional estable y solvencia económica, por tanto, mujeres que habían ido conquistando su autonomía en el plano laboral, financiero y, sobre todo, psicológico.
El trabajo evidencia las motivaciones principales que llevan a determinadas mujeres a tomar la decisión de formar una familia monoparental, su condición social y el momento en el que deciden dar el paso, generalmente cuatro años más tarde que las mujeres con pareja. Una de las conclusiones del estudio es que los hijos de estas familias presentan un buen desarrollo intelectual, social y emocional.
Se lleva a la conclusión de que se muestra un cambio social en el que las mujeres barajan sin prejuicios la opción de ser madres solteras para cumplir su sueño de formar una familia, uno de los objetivos vitales más importantes para muchas de ellas.
Durante la crianza de los hijos, las madres solteras se enfrentan a situaciones complicadas que son capaces de solventar de la mejor forma.
La coordinación entre ambos planos es más difícil cuando sólo se dispone de dos manos para todo. Recurren a guarderías y comedores escolares, niñeras, amistades y familias. Dependiendo de la vía de acceso a la maternidad, las mujeres entrevistadas tienen distinta experiencia para cuestionar la imprescindibilidad de la figura paterna.
Aunque todas las madres entrevistadas tienen estrategias para resolver tanto lo previsto como lo imprevisto en cuestiones de conciliación, reconocen la sobrecarga que esta tarea supone diariamente y el cansancio físico y psicológico que conlleva.
Estamos ante un modelo familiar que consolida el empoderamiento de las mujeres, que se saben capaces de llevar adelante en solitario un proyecto de familia y de hacerlo bien.
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