El útero es uno de los órganos reproductores más importantes en la mujer, junto a los ovarios. Aquí es donde ocurre la gestación del bebé durante los 9 meses de embarazo.
Cualquier malformación uterina puede influir de forma negativa en la fertilidad femenina, ya sea provocando fallos de implantación o abortos de repetición. En cambio, las pequeñas malformaciones apenas afectan al embarazo.
Las alteraciones uterinas suelen ser congénitas, es decir, se tienen desde el nacimiento. No obstante, en algunos casos, las malformaciones uterinas pueden aparecer posteriormente debido a una patología.
A continuación tienes un índice con todos los puntos que vamos a tratar en este artículo.
El útero es un órgano muscular en forma de pera invertida, situado ligeramente debajo de los ovarios en el centro del abdomen inferior, con unos 7 cm de longitud, 5 cm de anchura y 2.5 cm de profundidad.
Su formación empieza en las primeras semanas de desarrollo embrionario a partir de los conductos de Müller, una vez queda establecido el sexo femenino del embrión. En cambio, los conductos de Müller desaparecen en los hombres por la presencia de la hormona antimülleriana.
Los conductos de Müller son unas estructuras embrionarias que se desarrollan en los fetos de sexo femenino y dan lugar al útero, las trompas de Falopio, el cérvix y parte de la vagina.
Durante la diferenciación del aparato reproductor femenino en la embriogénesis, tienen lugar los siguientes pasos:
Cualquier alteración en una de estas etapas que lleve al desarrollo anormal de los conductos de Müller tendrá como consecuencia la aparición de malformaciones uterinas congénitas.
Las malformaciones uterinas están presentes en aproximadamente el 5,5% de la población femenina. Las causas que las originan son diversas:
En la mayoría de casos, la mujer no sabe que tiene una malformación uterina hasta que intenta quedarse embarazada y tiene problemas para conseguirlo.
De hecho, algunas de estas mujeres que consiguen la gestación de forma natural puede que no lleguen a saber nunca si su útero tenía forma anormal.
Las malformaciones uterinas no implican tener síntomas como dolor o alteraciones de la menstruación que hagan sospechar a la mujer de una posible anomalía. Por tanto, la única manera de diagnosticarlas es mediante las siguientes pruebas diagnósticas:
Estas pruebas suelen hacerse durante el estudio de la esterilidad femenina, cuando la mujer no logra concebir y empieza a buscar soluciones.
¿Demasiadas pruebas o muy pocas? Muchas pacientes no están conformes con las pruebas de fertilidad que les piden y esto les genera inseguridades y dudas.
La solución la tienes en nuestra guía Fertilidad con Cabeza.
Existen diversas formas de clasificar las anomalías uterinas, ya que es posible encontrar múltiples tipos y variables.
Sin embargo, la clasificación más empleada por su facilidad y relación con la fertilidad es la establecida por la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva (American Society for Reproductive Medicine) en 1988:
Esta malformación uterina consiste en la ausencia total de útero y, en ocasiones, también de las trompas de Falopio, cérvix y parte de la vagina. La agenesia se debe a la no formación de los conductos de Müller en una etapa temprana del desarrollo embrionario.
El nombre de esta patología se conoce como síndrome de Mayer-Rokitansky-Kuster-Hauser.
Las niñas que lo padecen no tendrán la menstruación una vez lleguen a la adolescencia. En cambio, su desarrollo sexual es normal, ya que sí conservan los ovarios.
La agenesia mülleriana representa un 5-10% de las malformaciones uterinas y, en este caso, la única posibilidad de tener un hijo biológico es mediante un tratamiento de gestación subrogada.
Si te interesa leer más sobre este tema, te invitamos a entrar en el siguiente link: ¿Qué es el síndrome MRKH?
El útero unicorne es un útero de menor tamaño debido a que solamente se desarrolla uno de los conductos de Müller. Además, tiene forma elongada y una única trompa de Falopio.
Su prevalencia es del 20% dentro de las malformaciones uterinas y puede aparecer en una de las siguientes variantes:
El útero unicorne no causa infertilidad total. La mujer puede llevar a término una gestación sin problemas. No obstante, existe un mayor riesgo de complicaciones, parto prematuro y cesárea.
También hay una mayor tasa de embarazo ectópico, ya que el embrión puede implantar en el cuerno rudimentario funcional.
Esta alteración se conoce como útero doble, ya que la mujer presenta dos cavidades uterinas de menor tamaño que son independientes.
El origen del útero didelfo es la no fusión de los conductos de Müller, aunque sí se desarrollan por completo. Esta alteración representa el 5% de los casos de malformaciones uterinas y puede encontrarse en dos subtipos:
La capacidad reproductiva en mujeres con útero didelfo es casi normal. No obstante, puede dar lugar a las siguientes complicaciones: abortos de repetición, partos pretérmino, partos complicados, etc.
Esta anomalía se produce como consecuencia de la fusión incompleta de los conductos müllerianos y, en ocasiones, llega a confundirse con el útero didelfo que hemos comentado en el apartado anterior.
En el útero bicorne, la mujer también presenta dos cavidades uterinas simétricas. En cambio, los cuernos no están completamente desarrollados y son más pequeños que en el útero didelfo.
A esta malformación del útero bicorne también se le conoce como útero en forma de corazón por la hendidura que se forma en la parte superior y la cual da origen a los siguientes subtipos:
Esta hendidura es la que separa ambas cavidades y está formada por miometrio (capa muscular). En función de la gravedad, el espacio interior uterino se verá más o menos reducido, lo cual podría afectar al desarrollo del feto y aumentar el riesgo de aborto y parto prematuro.
Es la malformación uterina más frecuente, con una prevalencia del 55%. Se produce por un fallo en la reabsorción del tabique central que separaba los conductos de Müller.
Por tanto, la cavidad uterina se encuentra separada por un tabique o septo, el cual puede llegar hasta la mitad del espacio uterino (septo parcial) o prolongarse hasta el cérvix (septo completo).
Este tipo de malformación uterina se asocia en gran medida a los abortos de repetición, ya que el riesgo de aborto espontáneo con un útero septado es del 60%.
En el caso de producirse un embarazo evolutivo, la tasa de parto prematuro se encuentra entre el 12-33% de los casos. No obstante, los datos estadísticos aquí mostrados no deben utilizarse para implicar o predecir una certeza de resultado para un individuo específico dentro de una población en riesgo.
A pesar de ello, el útero septo puede corregirse mediante cirugía histeroscópica con unos resultados muy beneficiosos, aumentando la tasa de embarazos y disminuyendo la de abortos.
Este tipo de anomalía está considerada como una variante del útero normal. Simplemente existe un pequeño septo por la reabsorción defectuosa del tabique central, pero prácticamente se ha producido por completo.
Es una malformación uterina bastante frecuente, pero no suele ser motivo de infertilidad. En el 85% de los casos de útero arcuato, la gestación y el parto son normales.
Marta Barranquero, embrióloga en Reproducción Asistida ORG, responde en este vídeo si tener el útero arcuato puede ser motivo de problemas de fertilidad:
El útero arcuato es, entre comillas, una malformación uterina que está presente con bastante frecuencia en las mujeres. Digo entre comillas porque esta forma del útero consiste en la presencia de un pequeño septo o tabique, pero al ser tan pequeñito, lo más común es que se considere un útero completamente normal en lugar de una malformación. Por lo tanto, se podría decir que el útero arcuato es una variante de la normalidad.
Por ello, este tipo de útero no es un motivo de infertilidad. Es más, aproximadamente un 85% de las mujeres que presentan un útero arcuato tienen un embarazo y un parto completamente normal.
Los datos estadísticos aquí mostrados no deben utilizarse para implicar o predecir una certeza de resultado para un individuo específico dentro de una población en riesgo.
Sí, las mujeres con útero bicorne pueden quedarse embarazadas de forma natural o tras técnicas de reproducción asistida. En ambos casos, se recomienda seguir un control más estricto por el riesgo de sufrir abortos espontáneos, parto prematuro u otras complicaciones durante el embarazo.
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Las anomalías uterinas congénitas más comunes incluyen el útero didelfo, bicorne, unicorne, septado. No se cree que las anomalías uterinas congénitas perjudiquen la concepción o la implantación con FIV, sino que tenga un aumento en los abortos espontáneos, el retraso del crecimiento intrauterino, el parto prematuro, la mala presentación, el parto por cesárea, la ruptura de un cuerno rudimentario, la incompetencia cervical, la hipertensión inducida por el embarazo y las anomalías en la inserción de la placenta. Se cree que ocurren en aproximadamente el 8% de las mujeres infértiles. No hay ningún tratamiento quirúrgico que no sea la resección de un tabique o la extirpación de un cuerno rudimentario.
Si, lo único que sucede es que con este tipo de úteros es más frecuente el parto pretérmino. Es decir, parto por encima de 24 semanas y por debajo de 37.
Sí que sería posible que hubiera implantación de dos embriones en un útero bicorne, es decir, cada uno en una cavidad uterina. No obstante, esto podría dar lugar a un embarazo de alto riesgo, con riesgo elevado de aborto y parto prematuro.
En caso de estar en un tratamiento de fecundación in vitro (FIV), no es recomendable hacer transferencia de dos embriones si la mujer tiene una malformación uterina con estas características.
Las malformacines uterinas adquiridas son aquellas que se producen después del nacimiento o en la edad adulta. Por ejemplo, un mioma de gran tamaño podría deformar la cavidad uterina y dar lugar a complicaciones durante el embarazo. También pueden aparecer como consecuencia de una intervención quirúrgica.
El dietilestilbestrol (DES) es un estrógeno sintético que se utilizó hasta los años 70 para disminuir el riesgo de aborto. Algunos de los efectos secundarios más graves de este fármaco durante la etapa fetal fueron las alteraciones en las trompas, el útero, el cuello uterino o la vagina, siendo la más común el útero en forma de T.
Cuando una pareja lleva tiempo intentando el embarazo sin éxito, el primer paso que debe dar es acudir a una clínica de reproducción asistida para conocer la causa de esta infertilidad. Si quieres conocer cuáles son las pruebas básicas que se realizan en la mujer, te recomendamos leer el siguiente artículo: ¿En qué consisten los exámenes de un estudio de fertilidad femenina?
Las mujeres con malformaciones uterinas graves, que impidan llevar a cabo una gestación a término y el nacimiento de un niño sano, tienen la opción de recurrir a la gestación por sustitución para lograr tener un hijo. Si quieres saber en qué consiste este tratamiento y sus condiciones, puedes entrar en el siguiente post: ¿Qué es la gestación subrogada?
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