La preeclampsia es una complicación del embarazo que cursa, principalmente, con hipertensión arterial. Esta afección puede incluso llegar a causar la muerte de la gestante y/o el feto en los casos de mayor gravedad.
Además, la preeclampsia también puede ser causa de restricción en el crecimiento fetal, y de hecho, es uno de los motivos más frecuentes de ello.
Esta alteración gestacional suele aparecer a partir de la semana 20 de embarazo, pero en raras ocasiones ocurre tras el parto. En cualquier caso, es importante establecer una opción terapéutica lo antes posible para evitar complicaciones.
A continuación tienes un índice con todos los puntos que vamos a tratar en este artículo.
La preeclampsia es una patología que surge en el embarazo caracterizada, principalmente, por una hipertensión arterial. Además, la preeclampsia puede provocar daños en algunos órganos como en el hígado o el riñón, por ejemplo. Esta complicación gestacional suele aparece a partir de la semana 20 de embarazo.
Existen casos, aunque menos frecuentes, en los que la mujer presenta preeclampsia cuando da a luz al bebé. Esto es lo que se conoce como preeclampsia postparto.
La incidencia de la preeclampsia es del 3-10% de las mujeres embarazadas, especialmente, si se trata del primer embarazo. Además, algunos autores indican que existe una mayor probabilidad de que suceda en mujeres de etnia afroamericana.
Es fundamental tratar lo antes posible la preeclampsia para evitar su evolución a eclampsia, lo que supondría un grave peligro para la vida tanto de la embarazada como la de su bebé.
La causa exacta por la que surge la preeclampsia no se conoce. Algunos especialistas consideran que la preeclampsia puede ser derivada de trastornos autoinmunitarios, problemas vasculares, dieta o de los genes.
Pese a desconocer la causa de la preeclampsia, existen algunos factores de riesgo. A continuación, se enumeran algunos de ellos:
Además de todos estos factores de riesgo para la preeclampsia, también hay que tener en cuenta que fumar, padecer estrés o padecer alteraciones en la coagulación también incrementan la probabilidad de que ocurra esta patología en el embarazo.
La detección de la preeclampsia se determina con la aparición de algunos síntomas claros, aunque la embarazada no se siente enferma.
Algunos de los síntomas asociados a preeclampsia son los siguientes:
En los casos de preeclampsia más graves también puede parecer síntomas como dolor intenso de cabeza, náuseas, orinar con poco frecuencia, problemas de respirar, cambios de visión, etc.
Además de estos síntomas principales, la preeclampsia puede ocasionar un buen número de trastornos en todos los órganos. Esta complicación gestacional se asocia a un déficit de la llegada de la sangre a los órganos maternos como el hígado, el cerebro, los riñones o la placenta y, por tanto, que no le lleguen bien los alimentos al bebé. Otra de las consecuencias de la preeclampsia es que puede producir desprendimiento de placenta.
La preeclampsia puede ser leve o severa. En los casos de preeclampsia leves, las anomalías que se han sucedido durante el embarazo suelen resolverse con el parto.
En cualquier caso, llevar una dieta sana, reposo y un exhaustivo control médico, tanto de la madre como del feto, puede ser el tratamiento más efectivo de la preeclampsia leve.
En los casos de preeclampsia severa se pueden dar más síntomas como trastornos mentales, dolores epigástricos, edema pulmonar, aumento repentino de peso (2 kg a la semana), alteraciones de la visión o cefaleas. Cuando esto ocurre, la solución de la misma suele ser un tratamiento a base de antihipertensivos o con el parto. De ahí que en muchas ocasiones sea necesaria la inducción al parto, la cesárea programada o incluso aborto para evitar complicaciones graves en la madre y el feto.
Un correcto diagnóstico de la preeclampsia es complicado, ya que en ocasiones es asintomática o produce síntomas que pueden ser habituales en el embarazo. Por ello, es importante que el médico detecte si ya existía hipertensión antes del embarazo y que se la embaraza acuda a todas las revisiones médicas establecidas durante la gestación y especialmente consulte con el especialista cualquier signo de alarma.
La preeclampsia es una complicación gestacional bastante frecuente y, si no se trata correctamente, puede ser motivo de mortalidad perinatal.
El motivo por el que aparece preeclampsia gestacional se desconoce, pero existen algunos factores que se asocian a la aparición de preeclampsia. A continuación, se comentan cada uno de ellos:
Por tanto, en mujeres con alta probabilidad de desarrollar preeclampsia, es fundamental realizar un seguimiento médico adecuado, así como establecer un tratamiento precoz.
Cuando una mujer sufre preeclampsia en el embarazo es importante que tenga especial cuidado, pues es posible que se desarrollen complicaciones. A continuación, se comentan cada una de ellas:
La aspirina o el ácido acetilsalicílico no se recomienda durante el embarazo. Sin embargo, es cierto que, a veces, los especialistas aconsejan tomar pequeñas cantidades de aspirina en mujeres con riesgo de desarrollar preeclampsia, así como en embarazadas con abortos recurrentes o trastornos de la coagulación.
Sí. Las mujeres con hipertensión crónica tienen peligro de desarrollar embarazos con problemas, como parto prematuro, bajo peso en el nacimiento o incluso una mayor incidencia de muerte prenatal.
Por ello, es necesario una mayor atención en el seguimiento de embarazos en las madres hipertensas puesto que el riesgo de preeclampsia (una complicación gestacional) se ve aumentado en estas mujeres.
Como hemos comentado anteriormente, la preeclampsia es una complicación gestacional, pero no es la única. Si quieres saber más información acerca de todas ellas, puedes visitar este artículo: ¿Cuáles son las complicaciones del embarazo más comunes?
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