La reducción embrionaria es una intervención que se realiza en las mujeres embarazadas de dos o más fetos con el objetivo de disminuir el número de fetos y que tenga lugar una gestación sin complicaciones.
Un embarazo múltiple conlleva muchos riesgos que pueden poner en peligro la salud de la madre y de los futuros bebés.
Hoy en día, los tratamientos de reproducción asistida y las elevadas tasas de embarazo múltiple conseguidas han provocado el aumento del número de embriorreducciones, así como el desarrollo de esta técnica que antes apenas se usaba.
A continuación tienes un índice con todos los puntos que vamos a tratar en este artículo.
La reducción de embriones, también denominada embriorreducción fetal, consiste en la interrupción del desarrollo de uno o más fetos durante el transcurso de una gestación múltiple.
Tomar esta decisión es muy difícil para los futuros padres, sobre todo para aquellos que han conseguido el embarazo gracias a un tratamiento de fertilidad y después de muchos años intentándolo.
Sin embargo, es necesario escuchar todas las recomendaciones del ginecólogo para que el embarazo pueda evolucionar favorablemente y que puedan nacer uno o dos bebés sanos.
También es recomendable pedir una segunda opinión a otro médico o asistencia psicológica para que los padres puedan asegurarse de que están tomando la decisión adecuada.
Habitualmente, la reducción embrionaria se hace cuando la mujer se queda embarazada de trillizos, cuatrillizos o incluso más embriones. No obstante, si el ginecólogo considera que se trata de un embarazo de riesgo, también puede ser recomendable hacerla en un embarazo gemelar.
Los embarazos gemelares o de trillizos suelen tener un buen pronóstico si la madre goza de buena salud. Por tanto, la reducción embrionaria será recomendada ante un embarazo de cuatrillizos principalmente. En todos los casos, el número de embriones será reducido a dos.
Los riesgos de un embarazo múltiple que implican la necesidad de hacer una reducción embrionaria son los siguientes:
También hay un componente psicológico y económico a la hora de decidir hacer una reducción embrionaria, pues hay familias que no se ven capaces de poder mantener a todos los bebés que nacerían.
La embriorreducción es una intervención que puede hacerse por vía vaginal o abdominal, aunque ésta última es la más frecuente.
El ginecólogo introduce una aguja a través del abdomen de la mujer hasta llegar al cuerpo del feto que quiere eliminar guiado por ecografía. A continuación, se inyecta una solución de cloruro potásico directamente en el tórax del feto, lo que provoca la detención de su actividad cardíaca inmediatamente.
Esta intervención es muy similar a la amniocentesis y suele realizarse con anestesia local.
A los días o semanas de la reducción embrionaria, el feto o fetos que han sido eliminados serán reabsorbidos por los tejidos del útero.
La reducción de embriones suele hacerse entre las semanas 10 y 13 de embarazo, después de la primera ecografía, debido a los siguientes motivos:
Gracias a la evaluación de todos estos factores, el ginecólogo puede tomar la mejor decisión sobre qué feto o fetos deben eliminarse para no comprometer la viabilidad del resto.
En función de cómo se elige al feto o fetos que van a eliminarse, existen los siguientes tipos de reducción embrionaria:
La reducción embrionaria aumenta la probabilidad de supervivencia del resto de fetos, pues les permite desarrollarse mejor y poder llegar a término sin problemas.
A pesar de ello, la técnica no está exenta de riesgos. Los comentamos a continuación:
Los riesgos serán mayores cuanto mayor sea el número de embriones a reducir y cuanto más avanzada esté la gestación.
Hoy en día los tratamientos de reproducción asistida están encaminados a la transferencia de un embrión único (SET), por lo tanto la posibilidad de embarazo múltiple que precise reducción embrionaria disminuye drásticamente.
Sin embrago, existe la posibilidad de que por diversos factores o preferencias de la pareja se transfieran dos embriones, en ese caso, sí existe más riesgo de embarazo múltiple. La reducción embrionaria va a depender del número de embriones viables en el embarazo, así como del estado de salud de la gestante o los antecedentes personales de la misma (padecimiento de patologías que contraindican gestación múltiple).
El feticidio selectivo consiste en la reducción de uno o más fetos de un embarazo múltiple debido a anomalías genéticas o malformaciones congénitas identificadas en ecografías o pruebas como la amniocentesis.
Los casos más habituales son los de feticidio selectivo gemelar, en los que se elimina el feto enfermo y se deja que el feto sano continúe su desarrollo.
Al contrario que la reducción embrionaria, el feticidio selectivo se realiza en un estado más avanzado del embarazo, al final del segundo trimestre o principio del tercer trimestre, cuando los padres han obtenido los resultados de todas las pruebas de diagnóstico prenatal. Otra diferencia es el motivo por el cual se decide eliminar el feto, ya que en el feticidio selectivo lo que se pretende es evitar el nacimiento de un bebé enfermo.
Después de una embriorreducción fetal, no es necesario que la mujer se quede ingresada en el hospital, sólo hasta que se pasen los efectos de la anestesia. Una vez en casa, se recomienda que la mujer haga reposo absoluto durante las 48 horas siguientes. En las próximas semanas, también será necesario hacer reposo relativo y no esforzarse demasiado.
Unas dos semanas después de la intervención, se hace una ecografía a la mujer para ver si los fetos que han quedado han logrado sobrevivir.
Debido a las técnicas de reproducción asistida como la inseminación artificial (IA) y la fecundación in vitro (FIV), y a los fármacos inductores de la ovulación como el citrato de clomifeno.
A pesar de ello, hoy en día se intenta concienciar tanto a los profesionales como a los pacientes de los riesgos asociados al embarazo múltiple y, por ello, no se suelen realizar inseminaciones con más de dos folículos desarrollados ni transferencias de más de dos embriones.
Aún así, existe la posibilidad de que uno de los embriones también se divida, dando lugar a embarazos con dos bebés idénticos, que pueden estar en la misma bolsa o en distintas, y uno diferente.
Sí, es posible hacer una reducción embrionaria precoz sobre la semana 7 u 8 de embarazo. En este caso, la intervención será por vía transvaginal, pero no podrá evaluarse de forma detallada cuál debe ser el feto a eliminar.
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