La Asamblea Nacional francesa ha aprobado de modo experimental por cinco años el llamado “maisons de naissance” o casas de nacimiento. De esta forma regresa el parto a la antigua, como en casa, sin médico ni anestesia.
Se trata de unos centros manejados por parteras u obstetras que ofrecen un ambiente más íntimo que el del hospital, simulando el ambiente del hogar de la parturienta.
Este proyecto es apto para mujeres sanas, donde el riesgo del parto es bajo. Por este motivo no se incluirán partos de gemelos, cesáreas o partos complicados por la posición del feto.
El parto se realizará de la forma más natural posible, sin anestesia, epidural o drogas pero con todas las garantías de seguridad. El dolor se controla con masajes o baños y la madre vuelve a casa muy pronto, unas 6 horas después del nacimiento, y sigue el tratamiento de recuperación en su hogar.
La Ley establece que la unidad debe de estar afiliada a un centro que pueda responder en caso de enfermedad o de complicaciones, en cuyo caso la paciente será trasladada inmediatamente al hospital.
Este nuevo mecanismo abrirá una docena de centros que abrirán sus puertas en 2015. Según esperan, un 5% de los franceses recurrirán a estos centros, lo que supone unos 40.000 nacimientos.
Por otro lado supone un beneficio económico ya que este tipo de partos tendrán un coste de 600 euros frente a los 3.000 de un parto normal.
Sus defensores aseguran que aunque es una vuelta al pasado, es mucho mejor y que en los países que ya se ha probado este sistema como Alemania o Suiza, no se ha detectado un aumento de la mortalidad materna o neonatal.
Además, un estudio reciente realizado en el Hospital Universitario San Cecilio de Granada asegura que el parto vaginal y sin epidural genera una mayor satisfacción en las madres.
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