La hepatitis es una enfermedad inflamatoria del hígado que puede ser crónica o aguda y provocar graves consecuencias a largo plazo. Esta enfermedad está causada por el virus de la hepatitis B (VHB) y se puede transmitir mediante fluidos como la sangre, por contacto sexual y también puede transmitirse de forma vertical de la madre al feto.
Actualmente, existe una amplia variedad de técnicas de reproducción asistida como la fecundación in vitro (FIV) y la microinyección intracitoplásmica de espermatozoides (ICSI), que nos ayudan a resolver muchos problemas de esterilidad e infertilidad. En caso de que el varón sea seropositivo para la hepatitis B, lo mejor será realizar un lavado seminal antes de utilizar cualquier técnica reproductiva.
A continuación tienes un índice con todos los puntos que vamos a tratar en este artículo.
La hepatitis B es una enfermedad vírica que provoca daños en el hígado. Esta enfermedad está causada por la infección el virus de la hepatitis B (VHB), un virus que se transmite entre las personas por el contacto de fluidos corporales.
La prevalencia de la hepatitis B en el mundo ronda el 5% de la población, aunque el porcentaje de casos difiere según la zona geográfico.
Existen dos tipos de infección por hepatitis B:
Diversos estudios han llegado a la conclusión de que si la hepatitis B se contrae en edades tempranas, existe mayor riesgo de desembocar en una hepatitis B crónica con el tiempo.
Tal y como hemos comentado anteriormente, la hepatitis B es considerada una enfermedad de transmisión sexual (ETS) y el virus causante se transmite de persona a persona a través del contacto de fluidos corporales. Sin embargo, el VHB no se transmite al toser como ocurre con otros virus.
En concreto, el virus de la hepatitis B se puede propagar de 3 formas habitualmente:
Además, los pinchazos accidentales con agujas de otras personas con restos de sangre o el contacto de sangre a través de una herida también puede provocar la transmisión del VHB.
Las manifestaciones clínicas de la hepatitis B suelen aparecer pasadas algunas semanas desde la infección o el contacto con el virus. Entre ellas destacan:
En el caso de los niños, los síntomas de la hepatitis B pueden pasar desapercibidos e incluso no aparecer.
La descripción de determinados signos y síntomas del paciente pueden hacer sospechar de una posible hepatitis B. Sin embargo, la confirmación del diagnóstico se realizará mediante criterios serológicos.
Por ello, será necesario un análisis de sangre para determinar la presencia o ausencia de determinados marcadores serológicos asociados a la hepatitis B:
Es importante resaltar que estos marcadores serológicos no son los únicos para la hepatitis B. Los anticuerpos anti-HBs y anti-HBe también son idicativos de que la hepatitis B ha desaparecido, pero hubo infección en el paciente.
Una vez diagnosticada la hepatitis B, el especialista procederá a elegir la mejor opción terapéutica. No existe cura para la enfermedad, pero se suele administrar un tratamiento de apoyo y control basado en antivirales e interferón.
La hepatitis B no es una enfermedad que provoque directamente infertilidad, pero es importante seguir algunas recomendaciones médicas para intentar una gestación.
A continuación, se comentan cada una de las situaciones, así como los consejos en función de si el hombre, la mujer o ambos padecen hepatitis B.
Cuando la pareja llega a la clínica de fertilidad, se le hace una analítica a ambos para determinar si hay presencia del virus de la hepatitis B en sangre en alguno de los dos.
En caso de que el varón esté afectado puede haber transmisión a la mujer por contacto sexual y a través del semen, por lo que es importante determinar si el virus está presente antes de poder hacer el tratamiento de reproducción asistida necesario.
Si el varón presenta una hepatitis B crónica, es necesario vacunar primeramente a la mujer y comprobar después si existe una inmunización correcta ante el virus gracias a la vacuna. Esto es necesario tanto antes de iniciar un tratamiento de reproducción asistida como en un embarazo natural.
Si virus se encuentra en fase activa, el virus estará presente en semen, por lo que es necesario hacer un lavado seminal para poder asegurar que el tratamiento se realiza con espermatozoides libres de virus. Así se minimiza el riesgo de contagio.
Por lo tanto, las parejas en las que el hombre tenga hepatitis pueden tener hijos por reproducción asistida gracias al lavado seminal, evitando así la transmisión de la enfermedad a la pareja y al bebé.
Si la mujer da positivo en la serología de hepatitis B, puede ser más problemático, ya que existe riesgo de trasmisión vertical del virus al feto durante el embarazo.
En este caso, es necesario vacunar al cónyuge para evitar su contagio por la enfermedad. Después hay que medir la carga viral en sangre para poder decidir si se puede realizar la técnica de reproducción asistida o si es necesario esperar a que la carga viral sea más baja.
Cuando la carga viral sea inexistente o baja, se puede realizar una inseminación artificial (IA) con el semen de la pareja o una fecundación in vitro (FIV). La elección de una técnica de fertilidad u otra dependerá de otros factores como la edad de la mujer, la permeabilidad de las trompas, la calidad ovocitaria, la reserva ovárica, etc.
Una vez la mujer de a luz al bebé, hay que hacer inmunoprofilaxis al recién nacido, es decir, vacunarlo contra la hepatitis B y administrarle una inmunoglobulina específica frente al VHB para que esté protegido.
Si ambos miembros de la pareja son seropositivos, es decir, están infectados con el virus de la hepatitis B, las recomendaciones a seguir con idénticas a cuando la afectada es únicamente la mujer. La única diferencia es que no es necesario la vacunación de la pareja masculina, ya que también es seropositivo.
En esta situación, habrá que esperar hasta que remita la infección en la mujer o se reduzca la carga viral para intentar una gestación. Además, será conveniente realizar lavado seminal en el varón para llevar a cabo cualquier técnica de reproducción asistida, ya sea una FIV o una IA.
La elección de tu tratamiento no se trata solo de una decisión médica. Hay otros factores que debes tener en cuenta para asegurarte de que vas a iniciar el tratamiento que más se ajusta a tu situación.
Si accedes a nuestra guía Fertilidad con Cabeza podrás encontrar la clave para elegir tu tratamiento.
Por otra parte, no hay evidencias científicas de una reducción en la tasa de embarazo después de un tratamiento de FIV en parejas seropositivas en hepatitis B respecto de parejas seronegativas.
La hepatitis B es una infección vírica que afecta principalmente al hígado. Este virus se transmite a través del contacto con sangre u otros líquidos corporales; por ello, existe un gran riesgo de contraer el virus en bebés nacidos de madres con hepatitis B.
Un hombre con hepatitis B no tiene problemas para concebir naturalmente por el hecho de tener esta infección, es decir, la infertilidad no es uno de los síntomas de ningún tipo de hepatitis. Sin embargo, sí existen algunos riesgos a tener en cuenta a la hora de concebir un bebé, ya sea de forma natural o mediante un tratamiento de fertilidad. En primer lugar, existe el riesgo de contagiar a la pareja mediante la práctica de relaciones sexuales sin protección y, por ende, de contagiar al feto.
Para evitar que la pareja se contagie y, por tanto, lograr que pueda tener un bebé sano, lo más conveniente es que sea vacunada. También es recomendable recurrir a un tratamiento de reproducción asistida en el que se realice un lavado seminal, cuyo objetivo es eliminar el virus de la muestra previamente tomada. Normalmente, se hacen varios lavados seminales de la misma muestra y este semen lavado se congela para su posterior utilización en la fecundación.
No existe un tratamiento específico recomendado para estas parejas; lo idóneo sería realiza un estudio para valorar la fertilidad de ambos miembros y poder determinar el tratamiento más adecuado.
En el caso de que la mujer sea seropositiva y el varón seronegativo siempre se aconseja vacunar al hombre de la hepatitis B antes de intentar una gestación. No se recomienda mantener relaciones sexuales sin protección hasta que no se compruebe que el varón ha adquirido inmunidad frente al virus.
Además, si es necesario recurrir a la reproducción asistida, se desaconseja cualquier técnica hasta que:
La transmisión vertical de la hepatitis B hace referencia a la propagación de una infección u otra enfermedad de la madre al hijo a través de la placenta o durante el parto.
El HBsAg es el primer marcador que aparece en el suero de una persona infectada de hepatitis B. En cambio, el HBeAg corresponde a la replicación del virus. Por esta razón, cuando una mujer presenta ambos marcadores, la probabilidad de transmitir la infección a la descendencia es del 65-90%.
En cambio, estos porcentajes se reducen a un 5-30% cuando la mujer únicamente presenta HBsAg.
La hepatitis B no tiene cura, aunque puede desaparecer por sí misma pasado un tiempo. Sin embargo, esta enfermedad se puede prevenir mediante la vacuna.
Además, existen tratamientos para disminuir la probabilidad de desarrollar una enfermedad hepática y evitar la transmisión a otras personas. Entre estas opciones terapéuticas se encuentran los medicamentos antivirales y las inyecciones de interferón. En los casos de mayor gravedad, se podría optar por el trasplante de hígado.
Si estás interesado en conocer información acerca de otras ETS, te recomendamos visitar el siguiente artículo: Enfermedades de transmisión sexual (ETS) en el hombre y la mujer.
Además, una posible solución para pacientes diagnosticados de hepatitis B es recurrir a la reproducción asistida. Si deseas seguir leyendo sobre los diferentes tratamientos de fertilidad, no olvides acceder a este enlace: Las técnicas de reproducción asistida: diferencias y complejidad.
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